¿Y en qué consiste este negocio? Es muy sencillo: la gente deposita sus prendas en los contenedores adecuados, o incluso la empresa se ofrece a recogerlos en tu domicilio gratuitamente. Estas prendas suelen ser pequeñas para sus antiguos dueños o simplemente están desgastadas ya. Esa es la situación que aprovechan los empresarios, que ven que un gran porcentaje de esta ropa se puede volver a usar sin problemas. Se ha convertido una obra de caridad en un negocio.
Una vez clasificada esta ropa, suele tener dos destinos posibles. El primero y más común es que llegue a parar al mercadillo, donde se vende y, como al fin y al cabo la ropa no ha tenido gasto alguno, siempre se saca beneficio. El segundo destino es venderlo en grandes montos a mayoristas de los países subdesarrollados, donde el valor de estas prendas se eleva y puede llegar a obtenerse también un beneficio importante. En Guadalajara por ejemplo, el calculo de todo un curso supera los 30.000 euros por año y contenedor, poseyendo unos 50 contenedores por ciudad y teniendo el monopolio de 7 localidades concedidos por los ayuntamientos, pueden generarse grandes cantidades de dinero.
No obstante, como he aclarado antes, esta es una actividad totalmente legal , pero que juega con algunos reflejos de falsa caridad para conseguir que los ciudadanos depositen su producto final en sus contenedores sin coste alguno.
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